Tras la muerte de su padre, Selina, una niña mimada, pierde todas sus propiedades, asi que no tiene más remedio que ir a un internado. Gracias a su fuerza de voluntad, se hace maestra rural y acaba casándose con un granjero holandés. Prematuramente viuda, sueña con que su hijo sea algún día un gran arquitecto, pero como el chico prefiere ser corredor de bolsa, Selina empieza a pensar que ha fracasado como madre.