En el mes de diciembre de 1970 proliferaron las protestas en España y, sobre todo, en el extranjero, a causa del Juicio de Burgos, en el que varios miembros de la banda terrorista ETA se jugaban la pena de muerte. Los obispos vascos, en disconformidad con la naturaleza del juicio, firmaron una carta de protesta que Eugenio lee en misa y ningún feligrés queda indiferente ante el gesto del párroco.